lunes, 6 de julio de 2015

Corey Taylor, cantante de Slipknot: "No estábamos seguros si queríamos seguir como grupo"

Y llegó el momento en que, finalmente, las máscaras de Slipknot cayeron. Devastados por la muerte en 2010 de uno de sus miembros fundamentales, el bajista Paul Gray (por una sobredosis de morfina), el conjunto que condujo el metal extremo hacia nuevos rumbos y que tapó sus rostros para montar una de las apuestas más demoledoras de la última década tuvo que mirarse de frente para preguntarse por dónde orientar su destino.
“Cuando sucedió lo de Paul quedamos shockeados. Cuando volvimos al estudio, lo más difícil fue reconectarnos, porque no nos habíamos visto en mucho tiempo”, relata el líder y cantante Corey Taylor (41), al teléfono con La Tercera desde EE.UU., como una forma de introducir un recuerdo cargado de pesar, siempre con un tono grave y reposado, en sincronía no sólo con el luto, sino que también con una garganta proclive al bramido gutural.
Luego detalla: “Como músicos y personas, necesitábamos hablar del modo más honesto. Entender lo que nos pasaba a cada uno.  Pero una vez que empezamos a crear nuestras canciones y comenzamos a leer las letras de los nuevos temas, se abrió la conversación y eso nos ayudó a compartir lo que estaba ocurriendo. Todos estábamos en sintonía, sólo que no lo habíamos volcado hacia afuera. Fue algo bueno, tenso al principio, pero una vez que lo canalizamos, nuestros planes empezaron a fluir ”. 
Y entre los proyectos que comenzaron a resolverse de modo más definitivo estuvo la salida de su último disco, el sólido .5: The Gray Chapter (2014), el fichaje de dos nuevos integrantes y una gira mundial que pactó visita para el miércoles 30 de septiembre en Movistar Arena, en su retorno tras el memorable debut local de hace una década, en un festín de potencia y bestialidad que retumba hasta hoy. “El público era insano, enfermo. Nos recibieron con una energía mucho mayor a la esperada, sobre todo a la hora de gritar nuestras canciones. Hubo muchos intentos por volver, pero siempre pasaba algo que lo impedía”, rememora Taylor.
¿Cómo fue elaborar un nuevo disco sin uno de sus pilares?
Siempre nos pusimos en este escenario: ‘¿le hubiera gustado a Paul que grabáramos un álbum?’. Sí, le hubiera encantado. Así que, en base a eso, decidimos avanzar de a poco. Estamos en un buen lugar ahora, mirando hacia el futuro. Y hace mucho que no podíamos hacer eso. Hemos podido tomarnos nuestro tiempo, procesar la pena y lidiar con lo que había pasado, tienes que dejar que esas cosas fluyan, no puedes forzarlas. Por un tiempo, ni siquiera estábamos seguro si queríamos seguir, pero ahora estamos fuertes y nos volvimos a sentir como una banda.
El nuevo álbum tiene un pulso acelerado que lo acerca a su disco más emblemático, Iowa (2001). ¿Fue algo intencional?
Quizás fue un modo de resetearnos y partir nuestra historia desde cero, como pasa con cualquier familia que pierde a uno de sus miembros. Fue un viaje para recuperar lo mejor de nuestro pasado, ese ímpetu que te caracteriza cuando estás empezando. La furia es parecida a la de nuestros primeros álbumes, pero también observando el presente, introduciendo arreglos y sonidos más modernos. 
¿Cree que Slipknot es uno de los grupos que remodeló un género tan anquilosado como el metal?
No estoy seguro. Siempre pensamos en hacer algo más moderno y eso ha dado resultados: veo a un público cada vez más joven en nuestros shows. Siento que nuestra música es un lenguaje de conexión plena y honesta con la audiencia.  
¿Incluso con máscaras?
Sobre todo con máscaras: ellas son un reflejo de cómo me siento como persona. Ellas me permiten liberar mi enojo con mucha más libertad que a rostro descubierto. Es la representación de la cara detrás de la cara. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario

que te parecio esta noticia esperamos tus comentarios