viernes, 6 de mayo de 2011

Líder de Slayer sobre el orden mundial post Bin Laden: "Nuestros discos han sido proféticos"



Para hablar Tom Araya no tiene esa voz con la que se ha pasado los últimos treinta años de su vida cantando en vivo y grabando discos: no es la garganta gutural del cantante de los estadounidenses Slayer, la banda más importante del thrash metal a escala mundial. Araya responde el teléfono y tiene una voz amistosa y tranquila para hablar del nuevo regreso a Chile del grupo, que actuará el 2 y el 3 de junio en nuestro país.

Es un regreso en más de un sentido. Si hace falta reiterarlo, Tom Araya tiene ese apellido "latino" porque, aunque vive en California desde los cinco años y fue allí donde formó Slayer en 1981, el hombre nació en Chile en 1961, más exactamente en Viña del Mar. Y además de volver a tocar en Santiago en esta vuelta, se presentará por primera vez con su banda precisamente en Viña, ese balneario natal.

Habrá novedades también. Una de ellas es que si los asistentes a los conciertos de Slayer se fijan en la cabeza del cantante notarán que hay algo que Tom Araya no va seguir haciendo de aquí en adelante: agitarla hacia arriba y abajo, como hacen los metaleros en ese ejercicio universalmente conocido como headbanging. Es consecuencia de la cirugía cervical a la que fue sometido en enero del año pasado, tras una lesión a la espalda.

-Me operaron del cuello, tuve tres vértebras comprometidas, la quinta, la sexta y la séptima -recuerda ahora-. Pero me siento fantástico. Ya no me duele, estoy tocando y cantando muy bien y estoy en las mejores condiciones de salud. Estoy mucho mejor en estos días.

-¿Te dijeron si el headbaging tiene que ver en la lesión?
-Yeah, tiene mucho que ver -sonríe-. Ya no no puedo agitar la cabeza nunca más.

-No es un detalle si tu trabajo es tener una banda metalera.
-Sí, era una parte importante de lo que hago, pero tuve que aprender a no hacer más headbanging. Es algo que los doctores recomendaron. Pero sí ahora me puedo concentrar en cantar y en tocar.

Un asunto de vida o muerte

No es el único problema de salud que ha enfrentado Slayer en los últimos meses. A comienzos de 2011 el guitarrista Jeff Hannemann contrajo una agresiva enfermedad infecciosa a la piel que al comienzo hizo temer por su vida, y a raíz de la cual se vio obligado a dejar por ahora al grupo. La banda está tocando con Gary Holt, guitarrista de otra leyenda del thrash metal, la banda estadounidense Exodus.

-Gary es realmente un muy buen guitarrista y es amigo de la banda, lo que hizo un poco más fácil incorporarlo al grupo, porque también es un gran amigo de Jeff -explica Araya-. Se ha integrado y la banda suena de verdad bien.

-¿Es difícil no tocar en vivo con Jeff Hannemann en todo caso?
-Sí, es difícil mirar para el lado y no ver a Jeff. Es complicado. Gary está haciendo muy bien su trabajo en su lugar, como un integrante temporal de la banda. Pero Jeff debería estar ahí con nosotros. Es lo que siempre he sentido.

-Esta es una gira de aniversario por los treinta años del grupo. ¿Están tocando un repertorio especial por eso?
-No sé bien qué canciones vamos a hacer para la gira sudamericana. Pero si vamos a hacer algo especial será cuando Jeff esté mejor y vuelva a tocar con nosotros. Sólo entonces podremos emprender una gira de aniversario por los treinta años. Sería un poco complicado hacer algo así sin él. Así que estamos esperando a que se recupere para que toquemos al cien por ciento. 

-¿De todos modos ésa fue la intención cuando empezaron la gira?
-Sí, es lo que íbamos a hacer, hasta que esto pasó, a comienzos de año. Esto nos tomó por asalto, no saber qué iba a pasar con Jeff. Porque es un tema muy delicado. Es muy serio. Es un asunto muy de vida o muerte lo que pasó. Durante las primeras dos semanas no sabíamos qué iba a ocurrir, hasta que lo estabilizaron y se sintió mejor. Ahora sabemos que se está curando, y todo lo que esperamos es que se mejore y se sume a la banda de nuevo.

-Slayer es un grupo que ha venido cantando sobre muerte durante treinta años, entre otros temas. ¿Cómo fue enfrentar la cercanía de la muerte como una posibilidad real, no sólo como el tema de un disco o una canción?
-Sabes que de verdad no tengo una respuesta para eso. Yo estaba sobre todo choqueado. Sé que hemos hecho canciones acerca este tipo de temas, pero como cualquiera, cuando enfrentas algo así, siempre te va a tomar por sorpresa y no vas a querer creerlo. Incluso si componemos sobre eso todos sentimos lo mismo que cualquier persona y tenemos las mismas reacciones que cualquiera tendría. A mí me tomó por asalto. No quería creer que algo así estaba pasando.

Post-Osama: "Todos fuimos víctimas"

Además de discos fundamentales del género metalero como Show no mercy (1983), Hell awaits (1985) y Reign in blood (1986), Slayer cuenta en total con once álbumes, en una nómina que se completa con South of heaven (1988),Seasons in the abyss (1990), Divine intervention (1994), Undisputed attitude (1996), Diabolus in musica (1998), God hates us all (2001), Christ illusion (2006) y el más reciente World painted blood (2009). De este último proviene una buena parte del repertorio que el grupo mostrará en vivo en esta visita. "También van a tener los clásicos que todos quieren escuchar, pero sí pueden esperar más canciones nuevas, es algo que estamos haciendo", dice el cantante.

-A propósito de la situación mundial tras la muerte de Bin Laden, ¿ves una conexión entre eso y letras del último disco que hablan de devastación global o de la justicia como una mentira, en canciones como "Hate worlwide" o "Public display of dismemberment" por ejemplo?
-Muchas de las cosas y de los discos que hemos hecho han sido muy proféticos. Empezó con God hates us all. O conChrist illusion. Son discos muy premonitorios, lo que es un poco espeluznante -sonríe-. Porque no piensas en eso cuando estás escribiendo una canción o trabajando en un disco. Pero luego cuando el disco aparece es como si hubiéramos sabido lo que iba a pasar y lo hubiéramos escrito antes de que ocurriera.

-¿Qué sientes en particular sobre la reacción que ha habido en EE.UU. luego de la muerte de Bin Laden?
-En mi opinión el mundo ahora es un lugar más seguro. No sólo Estados Unidos, sino el mundo en general es más seguro luego de la muerte de Osama. Pienso que es bueno. Pienso que fue algo muy positivo. Va a seguir existiendo temor por un tiempo, pero ya no tenemos el miedo a esa persona que estaba ordenando a los suyos ir a matar gente. Creo que tenemos que enfrentar a nuestros enemigos como un mundo unido, como una comunidad global. Necesitamos librarnos de la gente que cree en hacer daño a los demás.

-¿No lo ves sólo como una guerra entre dos enemigos?
-No, todos fuimos víctimas. No sólo los estadounidenses. El mundo completo. (Las autoridades de EE.UU.) no han mostrado las fotos ni nada que pruebe que lo hicieron (matar a Bin Laden), pero lo veo como una salida positiva a algo de lo que todos fuimos víctimas. Espero que esto una a la comunidad mundial. Tal vez ahora nos unamos y hagamos algo al respecto.

En esta casa somos chilenos

Slayer dará dos conciertos en Chile, el 2 de junio en el recinto de Movistar Arena en Santiago y el 3 de junio en el Polideportivo de Viña del Mar, con boletos disponibles en el sistema Puntoticket. Y la de Viña del Mar será la primera actuación de la historia de la banda realizada en la ciudad natal de su cantante.

-Es sabido que te fuiste de Chile a los cinco años, pero tal vez te queden impresiones de esos primeros años acá.
-Ojalá me acordara más de Viña o del período de Chile. Los recuerdos que tengo son más recientes: cuando volvimos a ver a nuestra familia, en 1973 ó 1974, o cuando hemos vuelto a actuar con Slayer. Pero no me acuerdo de haber crecido en Viña. De todos modos soy chileno de corazón. Y eso es algo que comparto con todos los chilenos, ese orgullo nacional. 

-¿Se siente más fuerte eso cuando vuelves a Chile?
-Es muy fuerte cuando voy para allá, porque es asombroso compartirlo con tante gente. Así que ir a Viña es volver al lugar donde nací y donde crecí. De verdad significa mucho. Estoy muy orgulloso de ser chileno aunque haya partido a los cinco años, y mis padres también, aunque hayan venido a vivir a Estados Unidos. Mi padre siempre decía "En esta casa somos chilenos" -se ríe Tom Araya con el recuerdo-. "Fuera de la casa somos estadounidenses, pero aquí adentro somos chilenos". Eso es algo que se quedó conmigo.



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