jueves, 14 de abril de 2011

Fan chileno cuenta qué incluye ticket “Front Row Package” para ver a Paul



Fan del grupo inglés desde hace 30 años, verá en primera fila el concierto de McCartney en el Estadio Nacional: pagó US$ 2.500... Ya lo hizo antes en Buenos Aires.En el año 2006, Vladimir Núñez hizo cola en Londres durante 37 horas en las puertas de la tienda Virgin Mega Store, en Picadilly, para que en 30 segundos Paul McCartney estrechara su mano y le firmara autógrafos en el CD “Ecce Cor Meum”, que el músico promocionaba por esos días.

No hay duda que Vladimir es de los fans “duros” de Los Beatles, no en vano lleva 30 años como tal, aunque curiosamente él tiene sólo 36. “Enganchó” con Los Beatles un año después de la muerte de Lennon. “La primera vez que los vi fue en un programa de TV. Me quedé pegado con «Can’t Buy Me Love» y con el look de ellos, tan diferente al de los grupos de moda en los 80. Mi mamá me iba diciendo los nombres de las canciones que escuchaba por primera vez y me contaba historias de la beatlemanía”.

En 1993, cuando McCartney visitó Chile por primera vez, Núñez estuvo cerca de 6 horas en el Aeropuerto de Pudahuel con la esperanza de ver a su favorito, pero no lo logró. Se tuvo que conformar con asistir esa noche al concierto, en Tribuna Andes.

Ahora, este contador, propietario de su propia empresa, se prepara para el próximo 11 de mayo cuando estará en primera fila en el Estadio Nacional. Adquirió su Front Row Package a través de la página de McCartney por 2.500 dólares, lo que también le da derecho a asistir a la prueba de sonido, a la “sala de hospitalidad” y a recibir una serie de regalos.
A sólo metros del ídolo

La experiencia no es inédita para él porque en noviembre del año pasado viajó a Buenos Aires en el tour organizado por Mario Olguín –director de Beatlemanía– para asistir al concierto de Macca en el Estadio de River Plate, donde también obtuvo estos privilegiados tickets después de más de tres horas de intento por internet:

“Compré uno para su segundo concierto el día 11 de noviembre, para la fila 4. Nos citaron al estadio a las 12 del día (el concierto era a las 21 hrs.). Llegué alrededor de las 11.30 y ya había gente haciendo fila. Al mediodía en punto nos hicieron pasar. Había mucha seguridad. En la entrada nos revisaron los bolsos. Luego de corroborar en una lista interna con mi pasaporte que efectivamente la entrada fue adquirida por mí, me pusieron un brazalete, y personal de seguridad nos hizo ingresar en grupos de cinco personas a una zona VIP, donde estuvimos alrededor de 4 horas escuchando música de Paul, tomando bebidas y comiendo snacks y canapés. Había un gran número de personas preocupadas, en todo momento, de hacernos sentir confortables. Nos regalaron una gorra de McCartney, un bolso de género con su nombre, una credencial oficial del tour, una revista y postales”.

Vladimir recuerda que el ambiente en ese salón fue muy especial porque todos los asistentes entablaron una amena conversación “como si nos conociéramos de siempre”. Y el tema obviamente era uno solo: Los Beatles y Paul.

“Cada uno tenía alguna historia en su vida que estaba enmarcada por la música o algún suceso Beatle. Para quienes somos sus fanáticos, ellos son más que una tonelada de buena música. Y el significado que tienen para cada uno de nosotros, es lo que compartimos durante esas horas de espera para la prueba de sonido”.

Ese era el momento cúlmine.Y se produjo a las 16 horas: “Nos llevaron al sector de la cancha y nos dieron estrictas instrucciones de no filmar absolutamente nada. Sólo estábamos autorizados para fotografiar al genio.

Nos ubicaron a una distancia de 35 metros del escenario. Eramos casi 100 personas. Me llamó mucho la atención el silencio que antecedió a la aparición del artista, mezcla de expectación y, sin duda, de mucho nerviosismo. En la cancha estuvimos recibiendo instrucciones de parte del staff de Paul. Incluso conversamos con su asistente personal, una señora de aproximadamente 50 años, muy encantadora, quien nos habló en un inglés muy americano, sobre algunas curiosidades de quien ella siempre llamó «The Boss». Nos dijo, por ejemplo, que prestáramos atención a que durante las tres horas que duraba el concierto, Paul jamás ingería líquido alguno, sin conocer ella las razones de esto”.
“Hasta cantamos el Happy Birthday con Paul"
La aparición de Paul McCartney desató la locura: los gritos y la emoción embargaron al selecto grupo. “Fue increíble ver reír y bromear a Paul con sus músicos y con el público. Disfrutamos, prácticamente, de un concierto de casi una hora y media en donde interpretó canciones distintas a las del show de más tarde. Todos coincidimos en la tremenda calidad personal de Paul.

Una persona sencillísima en el escenario que jamás dejó de interactuar con nosotros. Respondía constantemente y de manera muy amable a los gritos de saludos. Incluso, nos pidió que cantáramos junto a él el Happy Birthday a un señor que con un cartel anunciaba que ese día estaba de cumpleaños. Jamás se le vio distante ni con poses de divo.

No parecía que estuviéramos frente a uno de los integrantes del grupo musical más grande que ha existido, ni frente a uno de los compositores más importante en la historia de la música, sino que más bien, nos hizo sentir que habíamos acudido a una cita con un amigo de toda la vida”.
fuente la segunda 



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