A esta altura, no debe haber fanáticos de Black Sabbath que no sepan que la banda está trabajando en un nuevo álbum de estudio que va a salir a la venta en abril. La última vez que Ozzy Osbourne, Tony Iommi y Geezer Butler se reunieron para grabar un disco había sido en 1978 con Never say Die.
La grabación tuvo que interrumpirse cuando diagnosticaron a Iommi con un linfoma a principio de este año. Pero por suerte el guitarrista ya se recuperó y –según sus compañeros- sigue siendo increíble en lo suyo.
Con tantas novedades dando vueltas, Ozzy Osbourne está dando varias notas por ahí. Uno de los medios con los que habló fue el The New Zealand Herald, con quienes charló sobre el futuro de la banda. “La diferencia es que ahora ninguno de nosotros está borracho, duro ni nada de eso. Estamos todos limpios y en completo control de nosotros mismos. No estamos intimidados por nuestros compañeros, no hay peleas, es como debería ser. Pero cuando éramos chicos teníamos egos. Cuando tenés 21 y lográs un poco de éxito, tardás un poco en poner la cabeza en su lugar. Te la creés, tenés los caprichos del éxito, los autos, las casas, la plata, el alcohol, las drogas, las groupies y todas esas cosas. Si podés zafar de todo eso y tenés bastante suerte para sobrevivir te casás, te divorciás, te casás otra vez y es un viaje”, reflexionó el vocalista sobre presente y pasado.
“Pero ya hicimos todo eso, así que lo que nos importa ahora es la música. Y eso fue lo que en primer lugar nos puso en el lugar en el que estamos”, continuó Osbourne. “Todavía podemos trabajar juntos, eso es lo que disfrutamos. Fue muy divertido hacer este álbum”.
“Pasaron más de 30 años desde la última vez que trabajamos en serio con mis compañeros”, agregó. “Habíamos intentado algo hace unos años pero no pasó nada. Pero por alguna razón este es el momento y pudimos hacer unas 15 canciones. Black Sabbath es muy particular porque no hay nada establecido. Es impredecible. Sólo espero no decepcionar a la gente que esperó tanto tiempo”.
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